El profesor de Chapel Hill abre un nuevo capítulo en al discusión sobre el Peter Sullivan. Estemos de acuerdo o no con él, deja frases que (creo) nadie podrá rebatir:
"El problema, que es también un problema grave en la infografía de prensa desde sus orígenes, surge cuando la mencionada ambición estilística se antepone a nuestros objetivos centrales como comunicadores: facilitar la comprensión y la exploración de los datos; ser fiables, rigurosos, precisos; no permitir que la técnica sea una barrera entre el mensaje y el lector, sino un canal que conduzca el primero al segundo."
Otras que dan que pensar:
"Es de esperar que en los próximos meses asistiremos a una invasión de formas visuales de aspecto chocante, después de que se haya interiorizado el mensaje de que para estar a la moda es necesario presentar los datos de la manera más enrevesada posible, siempre que sea con el pretexto de usar alguna herramienta de última generación."
Y otras que creo que hay que tener presente:
"No podemos olvidar a quién nos dirigimos si trabajamos en un diario o revista de información general: no a audiencias especializadas a las que podamos suponer un sólido conocimiento de los códigos usados para plasmar los datos, sino a públicos variados. Es necesario desafiarlos, sí, no tratarlos como a débiles mentales a base de descender por sistema al mínimo común múltiplo ("mi lector no entiende los diagramas de dispersión": paparruchas), pero sin ir demasiado lejos demasiado rápidamente.
Y para apoyar sus posturas pone dos ejemplos de tecnología bien entendida: las bajas de Irak y los datos de inmigración.
El artículo completo a vuestra disposición.
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