16 de enero de 2011

Así se hacía 3D cuando no había 3D

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Los infografistas algo veteranos cuentan cómo era la documentación cuando no había internet. Yo mismo, aunque me considero bastante joven, he vivido momentos en el que había un ordenador en el departamento dedicado a conectarse a internet para buscar datos, pero teniendo de principal fuente documental mapas, libros y demás papeles acumulados en la sección.
Pero no son las únicas diferencias. Hoy día muchos de los grandes gráficos con cortes para ver el interior se ejecutan en un cuidado 3D, y no con un arduo trabajo de Illustrator o Freehand, o a mano.
En muchos sitios se sigue prescindiendo del 3D, y a veces puede parecer prescindible, sobre todo viendo ejemplos como este de mano de Juan Colombato, el responsable de gráficos del diario argentino La Voz del Interior.
Una axonométrica 45º realizada hará un diez años. Echad un ojo y recordad 'los buenos tiempos' :)




Y eso que estamos hablando de alguien que domina la ilustración a mano al nivel de los más grandes. No dejéis de echar un ojo a su material, que descubrí a través del blog de Nicolás Ramallo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que para el trabajo en papel es totalmente prescindible. Otra cosa son los gráficos interactivos, es ahí donde se le saca un mayor provecho. Hacer un edificio en 3d normalmente te lleva mucho más tiempo que cuando lo haces en isométrica, y cuando trabajas en un periódico generalista diario... pues eso, que no hay tiempo. Creo que mientras siga existiendo el papel se seguirá trabajando de esta forma.

CHIQUI ESTEBAN dijo...

En mi opinión depende de la persona, como el Illustrator y el Freehand. Yo aprendí 3d trabajando en papel y para mí es una herramienta utilísima, que he usado más en papel que en online.
A mi, personalmente, me cuesta muchísimo menos hacer un 3d que una isométrica, y cuento con la ventaja de poder reutlizar el modelo con otra vista si hay nuevas noticias sobre él...
Pero, como te decía, cada uno trabaja de la manera que le resulta más cómoda.

Juan Colombato dijo...

Chiqui, gracias por tus palabras...
Coincido con vos en que pasa por la comodidad de cada uno. Pero también depende de la plataforma a utilizarse. Mi trabajo es para papel, y en su momento aprendí a dibujar en Illustrator porque era la herramienta que mejor se adaptaba a la edición infográfica. El 3D significaba tomarme un tiempo que no tenía, para aprenderlo. Ahora sigo utilizando el illustrator y tb mucho a mano, y el 3D todavía no ha llegado a mi necesidad para realizar determinadas infografías. Después te cuento....

José Antonio Peñas dijo...

Yo sí conocí la era preinternet. Aún recuerdo un tema de pesca que requería ilustraciones de ocho especies comerciales. La única manera que tuve de documentarme fue recorriendo pescaderías lápiz en mano.

Cuando llevaba cuatro años de profesión puse mis sucios dedos sobre el primer ordenador que iba a usar en mi vida, un CX, en cuyo interior contacté con Photoshop 1.5 y freehand 2.0

Anónimo dijo...

Crees realmente que es más fácil hacer un A-380 en 3D que en 2D (isométrica, cónica u otra perspectiva). Vale que luego lo puedes volver a usar todas las veces que quieras, pero... Cuántos gráficos del A-380 haces al año?

José Antonio Peñas dijo...

Como bien decís, todo depende del uso futuro que vaya a recibir el trabajo. Si se va a reutilizar, hacer un 3d es muy práctico. Yo construyo mis modelos con esa idea en mente, como unas mascotas que hice para una revista juvenil. Primero, por pura falta de tiempos, compramos unos modelos comerciales de DAZ y se modificaron para adaptarlos a lo que teníamos previamente (las mascotas dibujadas en 2D por otro autor, que ya no colaboraba con la revista) y luego, con tiempo, hice mi propia versión, porque los modelos DAZ tienen muy pocas posibilidades de modificación, movimiento, expresividad… Entonces supuso un trabajo de mucho tiempo, hasta que pulí todos los detalles, el flujo de polígonos en la cara para facilitar las expresiones, el esqueleto, los mapas de peso… perouna vez completo la facilidad de trabajo compensaba de sobra el esfuerzo.